4 de octubre de 2023

Un barco fantasma en la cooperación e integración suramericana.

UNASUR fue el sueño regional suramericano en un ciclo de auge económico, la organización regional tenía como objetivo lograr la integración cultural, social, económica y política. Sin embargo, no todas las embarcaciones llegan a un puerto y aunque estuvo a flote por un tiempo, inevitablemente se convirtió en un barco fantasma.

Por: Lina Marcela Mosquera Palacios

La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) fue una unión intergubernamental de doce Estados suramericanos (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela) constituida por el Tratado firmado el 23 de mayo de 2008 durante la Cumbre del Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno en Brasilia. Pero, no fue hasta el 11 de marzo de 2011 cuando este entró en vigor después de que Uruguay hiciera entrega del documento de ratificación al depositario. 

En principio UNASUR era como un crucero, grande y lujoso, que llevaría a Suramérica a lugares que no había explorado nunca, mostraría un camino al nuevo mundo, un proyecto fresco y ambicioso comparado con otros bloques regionales como la CAN o MERCOSUR, pero su fracaso en lograr una integración regional es bastante palpable. Ahora, ese barco en el cual Suramérica se embarcó hace ya varios años se ha convertido en un barco fantasma en donde ya no quedan suficientes tripulantes para desembarcar en el puerto de esa tierra prometida, “la construcción del espacio suramericano como región” (Ortiz Morales, et. Al, 2019). 

Se puede decir que existe una carta de navegación construida a partir de los éxitos y fracasos de otros bloques, pero estos trazos en el mapa de la ruta hacia la integración al parecer no fueron suficientes para tener éxito con UNASUR. Es decir, se sabe que se debe hacer, pero es más fácil decirlo que hacerlo ya que para llegar a la integración regional se deben visitar varios muelles antes de poder desembarcar en tierra firme. Para ello, en primer lugar, debe entenderse que la integración regional, va mucho más allá de los procesos de integración económica, es de carácter multidimensional y su alcance no solo abarca temas económicos y comerciales sino también se desarrolla en el ambiente político, social, cultural y ambiental (NU CEPAL, 2014. pág. 7).

Pero, si el destino final es tan alentador ¿Por qué la mayoría de su tripulantes saltaron por la borda? Colombia fue el primer país en bajarse de la embarcación Luego, le siguieron​ Ecuador en marzo de 2019;​ Chile y Paraguay en abril del mismo año y Uruguay en marzo de 2020. Actualmente los únicos miembros de la organización son: Bolivia, Guyana, Surinam y Venezuela, mientras que Perú mantiene su participación suspendida indefinidamente. 

De hecho, el desastroso fracaso de la embarcación podría ser atribuible principalmente, entre muchas, a las siguientes tres razones:

  1. Una tripulación donde no hay distinción entre marineros y el capitán. Uno de los mayores problemas de UNASUR fue su estructuración normativa, cada decisión requería de la aceptación unánime de los miembros y posteriormente era sujeto de revisión por cada uno de los Estados. Lo que evidentemente obstaculizaba la toma de decisiones entorpeciendo su capacidad para maniobrar el timón ya que dependía de todos los tripulantes decidir si girar a babor o estribor.

Se entiende que la soberanía es uno de los pilares en el Derecho Internacional, pero es poco funcional y practico tomar decisiones importantes por unanimidad. En un mundo ideal sería fácil ponerse de acuerdo respecto a que es mejor, pero hay que entender que los métodos y propósitos de los Estados son diferentes entre sí y no todos tienen las mismas prioridades siempre.

  1. Todo a estribor. Los tintes e intereses políticos de los tripulantes resonaban entre sí y los elementos que caracterizaban sus acciones les hacían parecer más un “foro político” como lo llamó la Silvana Insignares en su artículo del 2013 donde analiza a fondo la UNASUR con el fin de analizar si realmente se había logrado un proceso de integración regional, o si por el contrario se estaba en el escenario de una cooperación política. Además, se encontraba amenazada ante la creciente dispersión de intereses entre los miembros, alimentada por el clima político-ideológico de la región, caracterizado por el giro electoral en los distintos países de Suramérica (Ortiz Morales, et. Al, 2019). 
  1. El barco rechinaba, pero los marineros solo oyeron la voz de una sirena. Crear un proyecto tan grande como UNASUR con el propósito de unir a la región sudamericana basada en una identidad común y valores compartidos era irreal, por muy bello que sonase, así como se dice que suena el canto de una sirena. Bajo el hechizo de esta mítica voz se desconocieron los antecedentes de la región, ya que no es un secreto para nadie que América del Sur tiene muchas grietas de todo tipo y lamentablemente aún no parecen arreglarse del todo. (Mijares, Nolte, 2022, Pag. 100-101)

El crear algo nuevo en una estructura inestable tiene claros efectos adversos, se debió primero arreglar esas grietas de la fractura de Suramérica como región antes de poder hablar de integración regional ya que claramente UNASUR, no fue una respuesta para estas.

Aunque pese a su fracaso, no todo fue negativo, UNASUR hizo avances importantes para la región como “la conectividad y las obras de infraestructura, la coordinación y la conexión energética, la lucha conjunta contra la pobreza y la desigualdad”. Y lo anterior resalta debido la región enfrenta grandes desafíos, y los principales no son de carácter militar, sino de carácter ambiental, financiero o tecnológicos, a los cuales los países no podrán enfrentarse de manera individual. (Escobar Cortés, 2020. pág. 257). Aun así, el artículo cuarto del Tratado Constitutivo de UNASUR “alude a un esquema de cooperación intergubernamental  (Cardona Cardona, 2008) que no visualiza la incorporación de espacios supranacionales en un futuro inmediato; salvo la creación de un Parlamento que genera más dudas que certezas (Montero González, 2013)” (Ortiz Morales, et. Al, 2019).

Sin suficientes tripulantes este barco fantasma que alguna vez llevó los sueños y esperanzas de la región a la estado a la deriva en las aguas del derecho internacional.

Bibliografía

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Escobar Cortés, B. (2021). La débil unificación latinoamericana [Reseña: Altmann Borbón, J. (edit.) (2019). América Latina frente a la reconfiguración global. San José, Costa Rica: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales]. OASIS, 33, pp. 253-259. DOI: https://doi.org/10.18601/16577558.n33.14

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Muñoz Sánchez, O. A. y Frasson-Quenoz, F. (2011). El realismo en el siglo XX y XXI. Analecta Política, Vol. 1 (1), p. 81-106.Ortiz Morales, C., Montero, P.M. y Chaves García, C.A. 2019. Implicaciones del retiro de Colombia de la Unasur: retos en la configuración regional. OASIS 29. (2019, febrero 29), 197–222. DOI: https://doi.org/10.18601/16577558.n29.10.