24 de enero de 2015
Acercamiento entre Estados Unidos y Cuba: Una iniciativa que deberá superar varias dificultades
Contradicción de actuaciones y falta de unanimidad.
Xiomara Lorena ROMERO PEREZ (25/01/2015)
Las acciones del gobierno cubano son fuertemente mediatizadas hoy en día. La razón, el acercamiento de Cuba con los Estados Unidos. La mayoría de noticias son alentadoras: 38 presos políticos fueron liberados entre el 7 y el 9 de enero de 2015. Sin embargo, la detención de opositores políticos continúa. Los arrestos más recientes se produjeron el 30 de diciembre de 2014 y el 1 de enero del año en curso, fechas en las cuales la policía detuvo a poco más de 70 personas en total.
La aparente contradicción entre las actuaciones de las autoridades cubanas y la falta de unanimidad interna e internacional sobre la conveniencia de ese acercamiento son ahora los aspectos más discutidos. Para comprender por qué estas dos circunstancias podrían prolongar en el tiempo, incluso interrumpir la completa normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, es necesario, primero, entender el contexto y los términos en los que el acercamiento se produjo, para luego abordar algunos de sus efectos y expectativas.
Un acuerdo que provoca divisiones internas e internacionales
Luego de año y medio de negociaciones secretas, Estados Unidos y Cuba comienzan a retomar sus relaciones bilaterales. El anuncio estuvo acompañado de la liberación de tres prisioneros por parte de Estados Unidos, quienes fueron arrestados en 1998 por ser agentes del Estado cubano. Así como de la liberación de Alan Gross, estadounidense detenido en Cuba desde 2009 por haber introducido material de transmisión satelital sin autorización del gobierno cubano.
Diversas razones se han presentado para explicar por qué el acercamiento de estos dos países se produce en este momento. La primera razón es la necesidad de apertura económica de Cuba ante la difícil situación socioeconómica por la que atraviesa su asociado Venezuela. Una segunda razón se relaciona con los cambios internos tanto en Cuba como en Estados Unidos. En Cuba, el relevo de mandatario después de casi 50 años (1959-2008) que produjo cambios de las políticas internas del Estado. En Estados Unidos, la voluntad política del Ejecutivo frente al tema y la expresión favorable del pueblo estadounidense a la reanudación de tales relaciones.
A pesar del contexto favorable, el anuncio de los mandatarios no fue acogido de forma unánime ni en los respectivos países ni en algunos Estados del continente. En Estados Unidos, la decisión de Obama produjo la división del Partido político republicano y, en consecuencia, la polarización en el Congreso. En Cuba, la tensión también es evidente pues la oposición se ha encargado de restar credibilidad a la iniciativa sosteniendo que no se ha producido ningún impacto real sobre el ejercicio de las libertades públicas.
Por su parte, en el continente americano algunos Estados han sido cautos a la hora de referirse a la posible normalización de las relaciones bilaterales entre Cuba y Estados Unidos. La mayor dificultad para llegar a un consenso sobre la postura frente a tal acercamiento se presentó en la OEA donde la propuesta de algunos Estados miembros (Bolivia y Venezuela) casi impide la aprobación de una resolución favorable a la reanudación de las relaciones diplomáticas entre los dos países.
Estas divisiones internas e internacionales ponen en evidencia las dificultades que los mandatarios de Cuba y Estados Unidos tendrán que sobrepasar antes de poder normalizar las relaciones bilaterales. En este contexto, nuevas inquietudes y expectativas surgen.
Pocos efectos a corto plazo, grandes expectativas a mediano y largo plazo
Los efectos más concretos del acercamiento entre Cuba y Estados Unidos han sido las liberaciones que se produjeron luego del anuncio de este acuerdo por parte de los mandatarios. Esto es, la liberación de 3 agentes cubanos detenidos en Estados Unidos y de Alan Gross por parte de Cuba. Otra consecuencia concreta fue la solicitud de Estados Unidos a Cuba sobre la liberación de 53 prisioneros políticos en la Isla. Frente a esta última consecuencia, la información es limitada, aunque los medios de comunicación relacionan la liberación de 38 prisioneros políticos en Cuba, a partir de enero de 2015, con la petición de los Estados Unidos.
Una consecuencia natural a corto plazo para propiciar la fluidez de las relaciones bilaterales debería ser la activación de misiones diplomáticas entre los Estados. Sin embargo, un nuevo obstáculo se presenta, esta vez del lado de los Estados Unidos. Una embajada estadounidense en la Habana requeriría que el Congreso apruebe los recursos económicos para su funcionamiento y, además, que otorgue su visto bueno al embajador designado. Tal consenso no es claro por el momento. A corto plazo, en cambio, es viable que los particulares y el sector privado comiencen a disfrutar, parcialmente, de algunas ventajas del inicio de la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Junto a estos efectos económicos y comerciales se identifican también expectativas políticas concretas de cada parte. Para Cuba se encuentra el hecho de ser desvinculada de la lista de países que financian grupos terroristas. Para los Estados Unidos la expectativa, según lo ha manifestado Obama, en coincidencia con la oposición, es que la disidencia política sea tolerada y respetada en Cuba. Estrechamente relacionadas con esa expectativa aparecen algunas inquietudes como la pertinencia de prever, en un futuro, revisiones de los procesos penales y de las penas impuestas por las autoridades cubanas a los opositores del gobierno, así como de la eventual reparación de las posibles víctimas del régimen castrista.
A este panorama se suman tres incertidumbres mayores. La primera, saber si el Estado cubano estaría preparado para el levantamiento del embargo por parte de los Estados Unidos. La segunda, saber si el gobierno cubano ha considerado las posibilidades de retornar a la OEA e integrar el FMI y la BM, en el entretanto de la normalización de las relaciones bilaterales con Estados Unidos. Y, por último, saber si las autoridades cubanas estarán dispuestas o no a dar paso a la instauración de una democracia en la Isla.
El acercamiento de Cuba y Estados Unidos pone de presente que el Ejecutivo no es el único titular del manejo de las relaciones internacionales. Así mismo, que las relaciones estatales bilaterales pueden tener distintos matices como la compatibilidad de un embargo y el inicio de ciertas relaciones comerciales entre esos dos Estados.
Personalmente considero adecuado que el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos se haga de manera gradual. Proceder de tal forma beneficia particularmente a Cuba que podrá prepararse internamente para abrirse al mercado externo. Lo que esperamos es que no ocurra lo acostumbrado en países de Latinoamérica: que habiendo obtenido un tiempo prudente para realizar ajustes normativos y económicos internos antes de integrarse a zonas de libre comercio, no realizan los cambios pertinentes, ocasionando con ello fuertes efectos negativos para la economía interna una vez se produce la apertura.
Fuentes consultadas:
BBC Mundo
El Espectador
Le Monde
New York Times