18 de marzo de 2016

Algo huele mal en Europa, ¿Qué consecuencia para América Latina?

Por: Alexandra Castro Franco

El 7 de marzo se negoció entre la Unión Europea y Turquía (ERDOGAN) un acuerdo de externalización migratoria en el cual, a cambio de 6000 millones de euros y ventajas económicas y políticas, se compromete Turquía a frenar la llegada de los migrantes y solicitantes de asilo.

La política de externalización de la Unión Europea no es nueva, ya se ha puesto en marcha antes con países vecinos como Marruecos, Argelia e incluso con Libia. En términos generales se inspira en la idea de poner los controles migratorios cada vez más lejos, en ocasiones incluso dificultando la salido de los migrantes de su propio país y buscando a toda costa desestimular la migración.

En materia de asilo, la política europea ha establecido entre otras cosas un sistema de huellas digitales para registrar a los solicitantes de asilo y la obligación de que los solicitantes de asilo presenten su demanda ante el primer puesto de control por el cual ingresan al territorio comunitario, o la elaboración de listas de países de origen “seguro” que hacen que se rechace de plano las demandas de asilo de quienes provengan de estos lugares.

El problema radica, no sólo en que estas políticas de externalización a pesar de que no han dado resultado siguen siendo utilizadas, sino también en que estamos en presencia de personas que huyen de un conflicto e intentan ejercer su derecho a solicitar asilo el cual se ve cada vez más desconocido por parte de los mismos Estados que tiempo atrás promovieron la consagración de la figura y quienes ahora impulsan políticas que hacen posibles las deportaciones colectivas y desconocen el principio de no devolución.

Pero, ¿ Qué repercusiones trae las prácticas Europeas en materia de asilo, para el resto de la Comunidad internacional?

En primer lugar, las tendencias migratorias indican que no importa las barreras que sean impuestas a los migrantes y solicitantes de asilo, estos seguirán encontrando el camino para huir de las circunstancias adversas que los obligan a migrar. En este proceso, las rutas migratorias se diversifican lucrando las redes de tráfico de migrantes y poniendo aún más en situación de vulnerabilidad a los migrantes. Así entonces, las barreras de acceso a la Unión Europea redundan en mayores presiones migratorias en otros países y en ningún momento solucionan el inconveniente.

En segundo lugar, los programas de asistencia y cooperación de la Unión Europea con terceros países incluyen cláusulas de cooperación en materia de control migratorio, es decir que la Unión Europea no sólo adelanta prácticas en materia migratoria contrarias a los estándares internacionales en materia de derechos humanos, sino que además exporta sus políticas y su concepción migratoria a través de sus programas de cooperación internacional. Así, por ejemplo, el programa de la Haya de 2004[1], estipuló, entre los 10 temas prioritarios para la Organización, el establecimiento de un acercamiento equilibrado hacia la migración que no se limite a las medidas de admisión y retorno sino que comprenda que: una gestión eficaz de los flujos debe incluir una inversión seria en las relaciones con los terceros países, tanto los de origen, como los de tránsito, especialmente a través de la asistencia y la cooperación.

En desarrollo de esta política se han adelantado programas como el AENEAS, que busca promover la visión europea de control de fronteras y lucha contra la migración irregular así como la readmisión de los migrantes que han sido expulsados. Este programa en particular, financió proyectos que promovieron la elaboración de normas migratorias en terceros países, la adopción de medidas de control fronterizo y la expedición de documentos de viaje. El programa se empezó a preparar en 2001 y se desarrollo durante el periodo de 2004 y 2007. Luego , otro programa temático aseguró su continuidad. Como consecuencia de estos programas se adelantó en Ecuador, un sistema para facilitar el envío de remesas y otro para monitorear las migraciones colombo ecuatorianas. En Colombia, el AENEAS financió un programa de migración circular con España, así como un programa de prevención de la migración ilegal y el abuso del sistema de asilo en Colombia en la cuidad de Cali ( entre otros) y en Bolivia se financiaron programas para mejorar el control fronterizo y expedir pasaportes.

Este es sólo un ejemplo, de los programas que se han desarrollado en el pasado, se desarrollan actualmente y se seguirán desarrollando en el futuro con la cooperación de la Unión Europea, en materia migratoria. Tendremos entonces que ser cuidadosos a la hora de concluir acuerdos de cooperación y revisar aquellos existentes para evitar que las concepciones europeas permeen las políticas de otros países con concepciones y prácticas que atente contra los compromisos adquiridos en materia de respeto de derechos humanos, asilo y migración, pero tendremos también que levantar nuestra voz de protesta para evitar que estas prácticas se vuelvan recurrentes.

[1] El programa de la Haya: Diez prioridades para los próximos cinco años. Un partenariat pour le renouveau européen dans le domaine de la liberté, de la sécurité et de la justice COMMISSION DES COMMUNAUTÉS EUROPÉENNES. COMMUNICATION DE LA COMMISSION AU CONSEIL ET AU PARLEMENT EUROPÉEN COM(2005) 184 final Bruxelles, le 10.5.2005,

Disponible en : http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=CELEX:52005PC0184:FR:NOT

Imagen: shachaf