19 de marzo de 2015

HAITI NECESITA RECOBRAR SU AUTONOMÍA!

El CEP de Haití señaló las fechas de las elecciones generales. Cuál es la importancia de este anunció?

Xiomara Lorena ROMERO PEREZ (19/03/2015)

El Consejo Electoral Provisional de Haití (CEP) anunció el pasado 12 de marzo las fechas para las elecciones generales en ese país. Se estableció el 9 de agosto para las elecciones de 2/3 del Senado y la totalidad de la Cámara, y el 25 de octubre y 27 de diciembre para la primera y segunda vuelta de la elección presidencial. Pero, cuál es la importancia de este anunció? En realidad se trata de unas elecciones aplazadas por más de 3 años que para ese país podrían significar una nueva oportunidad de reconstrucción y, con ella, de recuperación de la autonomía que viene perdiendo desde la década de los 90s (1). Una autonomía que aún hoy es sobre todo aparente (2).

1. La sumisión a los actores internacionales

El último texto constitucional de Haití (1987) proclama que ese Estado es una República semipresidencialista. Sin embargo, desde la década de los 90s el país se ha visto administrado directa o indirectamente por la Comunidad internacional (A), o por nuevos actores internacionales que dominan los recursos destinados a la reconstrucción del país después del sismo de 2010 (B).

A. La intervención de actores supraestatales y estatales en Haití 

En 1991 se produjo un golpe de estado contra el Presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide. Según la doctrina mayoritaria, ese golpe fue respaldado por los Estados Unidos. Ante el desorden público que el país afrontó, la respuesta de la Comunidad internacional consistió en aprobar la intervención de los cascos azules en Haití a través de la misión MINUHA. La misión inició en 1993 y, aun cuando el gobierno se restableció en 1994, dicha misión se extendió hasta 1996. En ese año, sin embargo, los cascos azules no se retiraron del país, sino que cambiaron su mandato, en adelante la misión sería de apoyo (MANUH). Esta nueva misión estuvo vigente hasta mediados de 1997 y fue remplazada por la misión de transición de Naciones Unidas en Haití (MITNUH) que se prolongó hasta finales de 1997.

Una segunda ola de intervención en Haití se produjo en el 2004 justamente frente a un segundo golpe de Estado organizado por la intervención militar conjunta de EUA, Canadá, Francia y Chile en contra de Jean-Bertrand Aristide, quien había sido reelegido presidente en 2001. En esa ocasión, Naciones Unidas introdujo una misión de estabilización en Haití, la MINUSTAH. En principio, la duración de la misión estaba prevista hasta el año 2006, sin embargo, se fue prorrogando sucesivamente. Con el sismo del 12 de enero de 2010, los argumentos para mantener la misión en Haití cobraron vigor nuevamente. Sin embargo hoy, 5 años después del sismo, no podría afirmarse que un apoyo unánime a la presencia de los cascos azules en el país persista.

B. La influencia de actores internacionales, mixtos y privados en la gobernanza del país

A la intervención de algunos Estados y de Naciones Unidas en Haití se suman la creación de organismos mixtos (internacionales e internos, públicos y particulares) y la presencia de actores internacionales privados que ejercen una influencia directa en la administración del Estado. En efecto, tres meses después del sismo se creó la Comisión Interina de Reconstrucción de Haití (CIRH). La Comisión estaba integrada por representantes del gobierno de Haití (el Presidente, algunos miembros del Poder Ejecutivo, 2 miembros del Congreso y ciertas autoridades locales), representantes de la sociedad civil (1 del sector negocios, 1 del sindicato, 1 ONG nacional y 1 exmilitar), representantes de diversos Estados (Estados Unidos, Francia, Canadá, Venezuela, Brasil y Noruega) y representantes de OIG (Banco Mundial, Caricom, UE, ONU, BID). La misión de la Comisión era planificar, coordinar e implementar la utilización de los recursos para la reconstrucción de Haití.

Al respecto se debe señalar que, según algunas estimaciones (ver en fuentes Cahiers des Amériques) , hasta el 2012 Haití recibió 5 mil millones de dólares y esperaba recibir otros 10 mil millones para el año siguiente. Sin embargo, no hay claridad en la cifras pues hay que precisar que esos montos corresponden no solo al dinero administrado por la CIRH, sino además a los recursos que diferentes ONGs recibieron justificando proyectos de ayuda en Haití. La cantidad de ONG presentes en ese país es enorme. La doctrina habla incluso de una República de ONGs, por cuanto se considera que podría haber más de 10.000 ONGs (algunos hablan de 20.000) y que, en todo caso, se trata del segundo país con mayor número de ONGs en relación con su población después de la India (con 3.3 millones de ONG!) (Idem).

2. La necesidad de reivindicar la viabilidad del Estado

A pesar de la continua administración de Haití por actores internacionales desde 1993, lo curioso es que ese país es catalogado como un Estado inviable por la doctrina que desde mediados de la década de los 90s comenzó a desarrollar el tema (A). Por lo que, agotado el camino de la administración externa, la esperanza se centra en que Haití recupere su  autonomía mediante sus propias autoridades (B).

A. Hay que salir del encasillamiento de Estado fallido/frágil

Según el concepto que se acoja (Fragilidad de los Estados, Estado fallido o Estado frágil), los rankings y los indicadores tenidos en cuenta varían. Los rankings más citados son los de: la OCDE (la fragilidad de un Estado de acuerdo con las relaciones que existan entre ese Estado y su población, y la capacidad del gobierno para ejercer sus funciones), la institución de prensa Brooking (que refiere los Estados fallidos según aspectos económicos, políticos, sociales, de seguridad y el índice GNI), y a partir de 2005 The Fund for Peace (que relaciona los Estados frágiles tomando en consideración 12 indicadores: el aumento de la población, los desplazados internos y los refugiados, la emigración y la fuga de cerebros, la pobreza, la legitimidad del Estado, la intervención externa, etc.).

Haití figura en todos esos rankings. Antes del 2010, el país aparecía dentro de los 20 primeros lugares y luego, después del sismo, entre los 10 Estados que encabezan las listas. Sin embargo, como reivindican algunos autores, las razones por las cuales Haití ocupa esos lugares son totalmente diversas a aquellas que justifican la inclusión de otros Estados en los mismos. En el caso de Haití no se trata de guerras internas o internacionales, o de falta de inversiones (con miles de millones de dólares a partir de 2010!), sino de una verdadera falta de autonomía por parte de Estado, es decir, de la imposibilidad de valerse por sí mismo, comenzando por el hecho de no haber regularizado el periodo de sus elecciones.

B. Aumentar la representatividad de los dirigentes es un primer paso

Aun cuando las últimas elecciones presidenciales se celebraron en noviembre de 2010, las mismas estuvieron llenas de irregularidades y, una vez más, fue la comunidad internacional, a través de sus observadores, la que determinó la solución en aquel entonces. Por ello, la primera iniciativa para retomar la autonomía administrativa del Estado se produjo en realidad en el año 2012. En ese año, luego de reiteradas protestas, se creó el organismo denominado Marco de Coordinación de la Ayuda Externa al Desarrollo con el fin hacer más coherente la cooperación internacional y las prioridades nacionales. El nuevo órgano integrado exclusivamente por haitianos estaba llamado a remplazar la CIRH, aunque (desafortunadamente) el condicionamiento de muchas ayudas por parte de actores internacionales, sobre todo OIG como el FMI o el BM, sigue estando presente.

Ahora bien, desde el año 2012, también se hacía necesario convocar a elecciones generales. No obstante, las mismas fueron pospuestas año tras año pues no había un acuerdo entre Ejecutivo y Legislativo respecto de la Ley Electoral ni del órgano que se encargaría de su organización y vigilancia. Para el 2015, si la situación continuaba, en abril el Presidente Michel Martelly se vería habilitado para gobernar por decreto y para prorrogar su mandato hasta el año siguiente o, incluso, de forma indefinida.

El acuerdo de 12 marzo de 2015 entre el Ejecutivo y la oposición puede significar entonces un nuevo impulso para las instituciones democráticas de Haití y para el país en general. Todo dependerá de la participación de la población (que para las elecciones presidenciales precedentes no llegó ni al 5%) (ídem) y del compromiso de las autoridades elegidas con la reconstrucción del Estado. Un acuerdo semejante se había anunciado en octubre del año pasado, confiamos en que en esta ocasión se mantengan las fechas previstas dado que el Presidente Martelly en este momento carece del apoyo de la mayoría de la población y, seguramente, la oposición no está interesada en que el Mandatario se mantenga en el poder, esta vez gobernando sin control del legislativo.

Fuentes:

ONU

OCDE

Brooking presse

The Fund for Peace

BBC

Le Monce

El Espectador

Centre d’Information et de Documentation de l’Inde Francophone

AAVV. “Modes de gouvernement en Haïti après le séisme de 2010” in Cahiers des Amériques Latines, No. 75. France, IHEAL, 2014.